"Creo que en cualquier época yo habría amado la libertad, pero en los tiempos que corren me inclino a adorarla" (Alexis de Tocqueville)

lunes, noviembre 07, 2005

De conciencias, infartos y tabaco.

Leo que Rodríguez Ibarra esta ingresado en Madrid tras haber sufrido un infarto. Durante tres o cuatro semanas estará apartado de la vida política. Pobre don Juan Carlos, vayan desde aquí mis más sinceros deseos de recuperación.

No obstante, y ante los hechos, reflexiono. No es bueno para la salud cardíaca el vivir en un estado de tensión constante. Los sobresaltos continuados terminan por pasar factura al más lozano y, sin duda, no debe ser fácil militar en un partido que se empeña en destruir el mundo al que perteneces. Mucho más difícil ha de ser pertenecer a la cúpula de ese partido, representarlo frente al pueblo al que estás traicionando y al tiempo proclamarte un patriota de pro y es que, indiscutiblemente, vivir continuamente de manera opuesta a la que piensas no es nada sano.

Rodríguez Ibarra no es un caso excepcional, muchos son los socialistas que se manifiestan contrarios, en mayor o menor grado al Españicidio ideado por Rodríguez y su cuadrilla. El presidente extremeño lleva tiempo enfadado con los suyos. En el pasado desfile de las Fuerzas Armada en conmemoración del día de la Hispanidad -que ironía- pudimos ver que ni siquiera dirigió la palabra a su colega Maragall. Muchas son las declaraciones que ha hecho en contra del zapatuto y de la postura catalana pero, sin embargo, jamás ha pasado de las meras declaraciones y las públicas muestras de su berrinche. El hecho cierto es que don Juan Carlos nunca ha actuado en consecuencia con su forma de pensar, o con como nos dice que piensa.
La coherencia es importante y, además, saludable y el hecho cierto es que si el partido con el que militas traiciona aquello que consideras fundamental la única postura consecuente es dejar de engrosar las filas de dicho partido. Si por añadidura representas públicamente a dicho partido y le reportas un número importante de votos por ser una personalidad en la que muchos ciudadanos confían por una trayectoria personal y un "carisma" del que haces gala, la única salida consecuente es la dimisión. Así de simple. Pero por desgracia parece que los políticos socialistas están afanados en la imposible labor de nadar y guardar la ropa.
Mientras tanto, seguimos viendo como Ibarras, Bonos, Vázquezs y demás históricos persisten en la postura de la doble moral. Y seguir aferrados a ministerios, presidencias autonómicas o alcaldías. Y al coche oficial, que luce mucho e infla la autoestima. Y por la noche, a rezar a la Virgen de Cortes a ver si inspira a ZP pero yo "Virgencita, Virgencita que me quede como estoy"; y es que parece que al minijtro nadie le enseñó aquello de "A Dios rogando..."

La realidad es una, quien actúa como cómplice del crimen tiene una responsabilidad innegable en él. Dime con quien andas y te diré quién eres. Y señores, no olviden que quien no vive como piensa termina pensando como vive. No tiene vuelta de hoja.

Cuando a Rodríguez Ibarra le den el alta médica, esperemos que sea pronto, su cardiólogo debería recomendarle vida sana, que en su caso incluye la dimisión. La tranquilidad de la conciencia es importante para el músculo cardiaco. Y todos aquellos que alguna vez amaron a España y eligieron la política como forma de servicio a su pueblo que hagan examen de conciencia, y acudan al médico para evitar sustos.

Mientras tanto, una servidora quiere dejar de fumar. Bien que me fastidia dejar el vicio ahora que el iluminado que nos tocó de presidente ha decretado que no fumar es de izquierdas, pero mis pulmones comienzan a resentirse. Sin embargo, cuando cada mañana me enfrento al panorama desolador de mi país encuentro gran consuelo en mi cajetilla de Marlboro.

Saluditos simiescos a la gente de bien.


Este blog no se hace responsable de los contenidos vertidos en la sección de comentarios. Las IP de las personas que participen en dicha sección quedarán recogidas en el sistema de comentarios Haloscan habilitado en la bitácora y serán puestas a disposición, si así fuere requerido, a disposición de las autoridades judiciales. Además podrán ser publicadas, pero siempre, y en cumplimiento de la Ley de Protección de Datos, sin añadir ningún otro dato de carácter personal que haga identificable a la persona que ha utilizado dicha IP.