"Creo que en cualquier época yo habría amado la libertad, pero en los tiempos que corren me inclino a adorarla" (Alexis de Tocqueville)

miércoles, agosto 24, 2005

Genial Alfonso Ussía

El insultazo
Por Alfonso Ussía (La Razón)




Un juez ha condenado a dos personas por llamar a unos «mossos de Esquadra » nada más y nada menos que «hijos de Carod ». La broma le va a salir a los faltones por 900 euros de multa. Escribe Iñaki Ezkerra que, a su libre entender, el insulto se le antoja muy grave. Gravísimo diría yo. Más que de un insulto se trata de un insultazo. A este servidor de ustedes le han llamado de todo durante décadas, y jamás he recurrido a la Justicia por razones de estilo. Los escritores nos defendemos con la palabra. Pero de ser tildado de «hijo de Carod » probablemente cambiaría de actitud y método. No se puede dedicar a un semejante un insulto más tremendo, escalofriante y deprimente. Me figuro a los «mossos de Esquadra » sumidos en el desánimo, visitando al psiquiatra, administrándose fármacos tranquilizantes, acudiendo al abrazo de la madre para consolar sus ánimos afligidos.

Y me figuro a las madres, resueltamente indignadas por el siniestro mote dirigido a sus hijos. De confirmarse la sentencia en más altas instancias, el insultazo deberá incluirse en el próximo Diccionario de la Lengua Española. Entre otros, se tendría que querellar el padre de Carod. Primero, por recordarle que tiene ese hijo, y segundo, porque no se apellida Carod. Y cuidado con la búsqueda despreciativa de más parentescos. Si en lugar de «hijo de Carod » se insulta con un «hermano de Carod », el juez puede interpretar que se pretende la humillación del dañado con un establecimiento comparativo con el hermano de Carod, Apeles Carod, el enchufado en la Generalidad, y que tampoco se apellida Carod. Buen lío les han montado a los legisladores.

Se celebraban las fiestas en una localidad murciana. Pasó una señora entradísima en carnes y grasas al lado de un comerciante local excedido de copas.

- Adiós, hipopótamo- , dijo el beodo. Tortas y trifulca. Audiencia ante el juez de paz. - ¿Ha llamado usted «hipopótamo » a esta señora- ; - sí, señoría- ; - ¿se arrepiente y se disculpa?- ; - sí, señoría- ; - señora, ¿acepta la disculpa?- ; - la acepto- ; - firmen el acta, por favor- . Rubricada el acta y pactado el armisticio, el insultador arrepentido formuló al juez de paz una pregunta chocante. - Señoría, ¿a los hipopótamos se les puede llamar «señora »?- . El juez, desprevenido, no supo reaccionar. - Pues sí, claro, no es falta ni delito llamar a un hipopótamo «señora »- . Entonces, el insultador se dirigió a la gorda y despidióse de esta guisa. - A sus pies, señora. El hábil mecanismo de reinsulto del comerciante murciano no es posible practicarlo en el presente caso. No hay doble sentido ni interpretación muelle en el gravísimo asunto que nos preocupa y ocupa. «Hijo de Carod » no tiene vuelta de hoja. El autor o autores del insultazo no pueden encontrar resquicio alguno de justificación. Es lo más grave que se ha dicho en España en los últimos cincuenta años. Su ingreso en prisión con penas de decenas de años tiene que ser inmediato para mitigar el escándalo social. Terrible. Sinceramente, terrible.


Sobre el insulto de moda también puedes leer a Fray Josepho en Libertad Digital.

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