Y los quieren dejar solos... (a los iraquíes y afganos)
Dedicado a todos los que, con tal de demostrar su judeofobia y su antiamericanismo (antiliberalismo) para tapar con ello su patológica cobardía y falta de autoestima, pretenden que el pueblo iraquí y afgano se enfrente sólo a estos fanáticos, aliados del socialismo. A todos aquellos que ignoran que esto mismo es lo que esos fanáticos nos desean a nosotros. A todos aquellos que odian Occidente porque se odian a sí mismos.
Fuente: Periodista Digital
Daniele Mastrogiacomo: `El chófer lloraba, lo degollaron delante de mí´
Me pregunta cuánto dinero tenía. Le digo la cifra de la que me acuerdo. Me indican el suelo, me obligan a tumbarme y empiezan a golpearme con tubos de goma. Diez golpes, y gritan Allha akbar, Dios es grande.
Yo grito: "Basta". El hombre que está delante de mí me indica con la mano que me van a degollar. Muchos se ríen.Yo repito, "Please, please". El corazón va como loco. Nos cambiamos de sitio, dormimos en el desierto sin nada con que protegernos durante otros tres días.(...)
Me alzo sobre las rodillas, veo a cuatro chavales que agarran al chofer, le empujan de bruces sobre la arena, lo degollan y prosiguen cortándole la cabeza. Él no consigue emitir ni un solo sonido. Lo arrastran hacia la orilla y lo sueltan.
Yo me quedo esperando, me tiemblan las piernas, chapurreo algo al comandante, le pregunto qué está pasando. Siento que me agarran, me veo yo también degollado, la sangre que chorrea desde todas las arterias, el cuerpo llevado por el río. Nos agarran y nos suben al todoterreno. Llegamos a otra prisión.
"Los adultos echaron a correr y explosionaron el coche con los dos niños dentro"
“Con niños en el asiento trasero eran menos sospechosos, así que les dejamos pasar. Luego aparcaron el coche, los adultos echaron a correr e hicieron estallar la bomba con los chavales dentro”.
Fuente: Periodista Digital
Daniele Mastrogiacomo: `El chófer lloraba, lo degollaron delante de mí´
Me pregunta cuánto dinero tenía. Le digo la cifra de la que me acuerdo. Me indican el suelo, me obligan a tumbarme y empiezan a golpearme con tubos de goma. Diez golpes, y gritan Allha akbar, Dios es grande.
Yo grito: "Basta". El hombre que está delante de mí me indica con la mano que me van a degollar. Muchos se ríen.Yo repito, "Please, please". El corazón va como loco. Nos cambiamos de sitio, dormimos en el desierto sin nada con que protegernos durante otros tres días.(...)
Me alzo sobre las rodillas, veo a cuatro chavales que agarran al chofer, le empujan de bruces sobre la arena, lo degollan y prosiguen cortándole la cabeza. Él no consigue emitir ni un solo sonido. Lo arrastran hacia la orilla y lo sueltan.
Yo me quedo esperando, me tiemblan las piernas, chapurreo algo al comandante, le pregunto qué está pasando. Siento que me agarran, me veo yo también degollado, la sangre que chorrea desde todas las arterias, el cuerpo llevado por el río. Nos agarran y nos suben al todoterreno. Llegamos a otra prisión.
"Los adultos echaron a correr y explosionaron el coche con los dos niños dentro"
“Con niños en el asiento trasero eran menos sospechosos, así que les dejamos pasar. Luego aparcaron el coche, los adultos echaron a correr e hicieron estallar la bomba con los chavales dentro”.