Deseando la aparición de un Le Pen
Leemos hoy en periodistadigital un artículo aparecido en El País firmado por un tal José Luis Barbería, titulado "La extrema derecha existe".
Un análisis estrambótico y alucinado que trata de vendernos que en España se están dando las circunstancias para que aparezca un partido de extrema derecha, tipo Le Pen (naturalmente gracias a la división del PP, donde según este caballero, se ocultan las fuerzas del mal).
Bebe el articulista en el tópico propagado por la izquierda -falso- de que la extrema derecha está cobijada en el PP. Y termina describiendo lo que él considera extrema derecha: "Se acabaron los bigotitos y los correajes, la obsesiva incitación al "ruido de sables"; tratan de dar una imagen joven, renovadora, inspirada en el modelo de partido del austriaco Haider. Son católicos pero no ultracatólicos, han hecho de la defensa de la familia, la lucha contra el aborto, su terreno de juego preferido y viven pendientes del anunciado "viaje al centro" del PP para ocupar el espacio resultante de este movimiento, decididos en cualquier caso a conquistar un voto católico y de derechas."
Luego añade una frase para atacar, sin duda, a determinados medios de comunicación, comunicadores, políticos o periodistas: "¿En qué campos de cultivo mediático se bañan los militantes del PP que el 22 de enero arremetieron contra el ministro de Defensa, José Bono, en una manifestación por las víctimas del terrorismo? ¿Qué le lleva a un senador de un partido democrático a acusar a Gregorio Peces-Barba de prestar amparo a los verdugos terroristas?"
Traducción: la COPE es de extrema derecha, Losantos nazi y el PP franquista. Cosidó, liberal de formación y convicción, un ultra. ¿Qué alucinógeno puede provocar semejantes afirmaciones?
Pues mire usted, en España hay extrema derecha minoritaria, que se concentra alrededor de partidos minúsculos como Democracia Nacional, Alternativa Española, las Falanges (no sé ni cuántas hay a día de hoy), el MSR (neo-nazi).
Su artículo más bien parecen ensoñaciones de "El País". Nada satisfacería más al PSOE que la aparición de un partido fuerte de extrema derecha en España, para tratar de dividir, con ello al PP. Pero ¿lo dividiría? No. Se nutriría (y no se me asuste, Janlí) de votantes del PSOE y de la extrema izquierda, así como nacionalistas desencantados.
En Francia el partido de Le Pen, auspiciado por el socialista y masón Mitterand, se nutre, fundamentalmente, de votos de los antiguos trotskistas y marxistas, así como socialistas en los barrios obreros. Cuando Mitterand apoyó el surgimiento de este partido ultra, era para evitar que el centro derecha de Chirac volviera a ganar. Pero ganó y la izquierda perdió a chorros votos en favor de los radicales.
En Francia todos los partidos sin excepción, desde la derecha a la izquierda pasando por Le Pen, son intervencionistas, antiliberales y antiamericanos. Todos, si Sarkozy no lo remedia.
En España, la derecha democrática que representa el PP es liberal. Y las generaciones de jóvenes que huyendo del pensamiento único "progre" se acercan al PP, son liberales.
Así pues, es prácticamente imposible que, de crearse un partido de extrema derecha, se rompiera el PP. Se equivocan esos que favorecen la aparición de determinados partidos (como Alternativa Española que es más de lo mismo con cambio de nombre y ocultamiento de D. Blas Piñar).
Cierto es que a cortísimo plazo podría haber un imperceptible trasvase de votos (provocado por las políticas radicales, sectarias, bolcheviques y provocadoras del Gobierno ZP) de un pequeñísimo sector del PP a este partido. Más numeroso sería el trasvase de votos en favor de los ultras por parte de las bases socialistas, desencantadas por las políticas de Zapatero.
Sobre todo en Andalucía y Extremadura (a la cabeza en porcentaje de analfabetismo funcional y hartas ya de un régimen que lleva gobernando más de 25 años ambas comunidades). O incluso en Cataluña y el País Vasco (que es dónde más votos sacan estos partidos minoritarios de extrema derecha).
A largo plazo esta estrategia, concebida para destruir a la derecha democrática y liberal que representa el PP, se volvería en contra de quién la fomentó.
Y dañaría (y esto es lo preocupante) gravísimamente los cimientos de nuestra ya de por sí débil democracia: con una izquierda que cree que sólo hay democracia cuando ellos gobiernan, echada al monte del bolchevismo de 1934, con una España continuamente atacada por los nacional-socialistas y nacionalistas... sólo nos faltaba un Le Pen.
Los de El País, como siempre confundiendo deseos con realidades... además con un ZP soltando frases vacías, en plan hippie y flower power, y populismo rancio, nos basta y nos sobra. ¿Para qué queremos dos?