Titadyn - Por Federico Jiménez Losantos
Titadyn
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Los ecos en la izquierda y en la derecha de las elecciones del 27-M, cada vez más estruendosos, no deberían hacernos olvidar que la presunta Administración de Justicia está cubriendo las últimas semanas del juicio del 11-M.
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Los ecos en la izquierda y en la derecha de las elecciones del 27-M, cada vez más estruendosos, no deberían hacernos olvidar que la presunta Administración de Justicia está cubriendo las últimas semanas del juicio del 11-M.
Muchos considerarán intolerable que termine así un juicio sobre la mayor masacre de la Historia de Europa, después del cual no sabemos ni qué estalló en los trenes, ni de dónde venía ni quién lo puso, ni quién ideó la masacre, ni quién está dirigiendo el enmascaramiento de su autoría, o sea, protegiendo a sus verdaderos autores, desde la misma mañana del 11 de Marzo.
En realidad, haber constatado esa desvergonzada manipulación por parte de poderosos sectores de las Fuerzas de Seguridad del Estado, incluido el CNI, es lo único que puede decirse en favor del espectáculo jurídico-político-teatral de la Casa de Campo. Eso y, claro, el primer análisis científico del arma del crimen, es decir, de lo que realmente estalló en los trenes, ordenado por el magistrado Gómez Bermúdez tres años después, cuando el juez instructor y la Policía habían destruido prácticamente todas las pruebas necesarias para realizar una investigación seria sobre la masacre, paso indispensable para identificar y condenar, si las pruebas fueran suficientes, a sus autores, si estuvieran en el banquillo.
Ese análisis científico no ha podido establecer con absoluta seguridad, por falta de material analizable (y recuérdese que se volaron cuatro trenes en cuatro estaciones con casi 2.000 víctimas, de forma que la destrucción de pruebas ha sido gigantesca), qué sustancia estalló en los trenes, pero sí ha podido establecer sin duda que entre los componentes del explosivo están el DNT en todos los focos y la nitroglicerina, al menos, en uno, el del Pozo, al que no llegaron la fregona o aguacetona de los Tedax.
Esos datos liquidaban la última versión oficial del Gobierno y la Fiscalía, basada en que lo que estalló fue Goma 2 ECO de Mina Conchita, pero que contaminada con DNT en las dependencias policiales atravesando hasta cinco paredes, cinco, que lo impedían. Ah, y que la nitroglicerina proviene de Goma 2 EC de Mina Conchita. Pero Valeyá está maldita o aojada por los hechos: los fabricantes del explosivo han dicho oficialmente que la Goma 2 EC no lleva nitroglicerina desde hace 15 años, 12 desde el supuesto robo.
O sea, que ni moléculas de DNT voladoras, capaces de volatilizarse y luego condensarse a temperatura constante, y lanzarse a perforar papel, plástico y metal; ni tampoco Goma 2 EC: nada de nada. Por los datos que tenemos, como decía anteayer el editorial de EL MUNDO, descartadas la Goma 2 ECO y sus contaminaciones, todo apunta a que lo que estalló en los trenes fue Titadyn, explosivo habitual de ETA, a que Gobierno, Justicia y Policía nos han mentido, y a que ya sólo falta que Gómez Bermúdez les avale la trola.