"Creo que en cualquier época yo habría amado la libertad, pero en los tiempos que corren me inclino a adorarla" (Alexis de Tocqueville)

lunes, febrero 26, 2007

El PP presenta su programa electoral y en los confidenciales hablan de conspiraciones.

Ayer domingo el Partido Popular presentó su programa-marco (agenda para el futuro lo llaman y hasta tiene web propia) para las elecciones municipales y autonómicas del próximo mes de mayo.

¿Que qué es eso de un "programa-marco"?¿Es que lo van a colgar con un clavo en la pared? Un programa-marco es un acuerdo de "mínimos" que será aplicado al programa electoral de cada municipio y autonomía en que el PP presente candidatura. Luego, además, estarán las propuestas de cada pueblo, ciudad, provincia, región o comunidad autónoma. Como el programa ya está colgado en la red, poco queda por añadir, salvo que son 680 propuestas que prometen mejorarnos la vida. Personalmente a mí me ha parecido que es un "programa electoral". Me explico: hace ya tiempo que algún genio de esos que pululan por los partidos decidió que los programas no debían tener contenido. Nada de promesas que luego no se sabe si se podrán llevar a cabo. Los programas deben ser un blablabla. Pues eso, blablabla.

Quizás me tiene intrigada a mí eso de que el PP se compromete a bajar los impuestos municipales. Quiero oir de boca de Gallardón que va a cumplir esa propuesta. ¿O dirá lo que Tierno Galván?

Y aprovecho mi mención al faraón para enlazar directamente con el titular que Federico Quevedo ofrece hoy en El Confidencial: "Conspiración en el PP: Camps y Gallardón, con el apoyo de Zarzalejos, buscan la defenestración de Acebes y Zaplana".

Camps por la bronca ya conocida y Gallardón por lo de siempre: "quítate tú que me pongo yo. Aunque las bases del PP no apoyen ni a mi holograma".

Nos encontramos, pues, ante la enésima operación de Gallardón para hacerse, "como sea", con las riendas del partido de la derecha para ofrecer su cabeza y la de diez millones votantes en la pira incendiaria de Jesús del Gran Poder.

La primera, ya sabéis: año 1996. José María Aznar gana sin absoluta las generales. Y Gallardón se postula, apoyado por "El País" (a estas alturas parece que ya bastante harto de un Gallardón que se cree mucho más listo de lo que es), como candidato de consenso PP-PSOE. Vamos, una traición en toda regla a su partido y a los votantes del PP. Otras pasaron más desapercibidas por la opinión pública y la del holograma fue aquello de repetir la historia en clave de comedia. Pues suma y sigue.

Parte de la "culpa" de esto recae, sin duda, sobre el propio PP y sus líderes. Que nada han hecho - salvo Esperanza Aguirre que le plantó cara en Madrid y ahí quedan para el recuerdo la candidatura de Manuel Cobo- para ponerlo en su sitio. Es más, a Gallardón todo se le permite. ¿Quién se permite el lujo de, contra la política de los populares, subir todos los impuestos en Madrid? ¿Quién se permite el lujo de pasarse el día haciendo guiños a los progres y despreciando a sus votantes? ¿Quién se permite el lujo de estar todo el día de pataleta... ahora me voy a Barcelona a proponer un pacto del Tinell Barcelona-Madrid? ¿Quién se permite el lujo de hacer las declaraciones que este señor ha hecho sobre los atentados de Madrid?

¿Quién está viendo que su última oportunidad se esfuma? Sí. EL.

Ahora, después de regalar (con dinero de todos los madrileños, claro) un edificio al ABC, comienza la que yo llamo "operación socavrón". Y el objetivo, nadie se equivoque, no son Acebes y/o Zaplana. Es Mariano Rajoy. Es Esperanza Aguirre. Es Zaplana. Es Acebes. Es cualquiera que no guste a los progres. Es, en definitiva, la derecha. El PP.

Ese PP que, pese a dos años de intentos de todo tipo y desde todos los frentes, no se ha roto. Un PP que ha sido, contra viento y marea, respaldado por su base social. Si esta operación saliera bien, se acabó. No sólo habría PRI para décadas, sino que el último partido que defiende la nación española estaría acabado. Vía libre para ZP.

Yo lo tengo claro. Ni tan siquiera, como dice el conocido locutor, tan odiado por Gallardón, el voto para las carpas del Retiro. No tengo nada contra las carpas. El voto a la basura.

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