El silencio como complicidad - Pío Moa
El silencio como complicidad
Pío Moa
Libertad Digital
¿Cómo se llegó a lo que se ha llegado en las Vascongadas? En gran parte por el silencio cómplice o acobardado de quienes debían oponerse, empezando por los gobiernos sucesivos. Esa actitud duró demasiados años, el terreno perdido es muy grande y recuperarlo requiere de los demócratas un gran esfuerzo y una habilidad que no siempre les acompaña.
El éxito del “modelo abertzale”, anima cada vez más a esa “izquierda volátil” que sirve al gobierno para hacer el trabajo sucio, aparte del que le hacen otras terminales y la manipulación de los medios de masas. Manifestaciones de ello son, entre tantos, el chantaje permanente para silenciar a Jiménez Losantos o a Alcaraz, a César Vidal y últimamente a mí.
La sociedad debe ser consciente de que no se juegan ahí intereses personales, sino las libertades de todos, corroídas tenaz y sistemáticamente por los enterradores de Montesquieu, por los glorificadores de la checa, los disgregadores de España y los dinamitadores de la monarquía constitucional.
Es sintomático de la degradación de la política, de la involución democrática bajo el gobierno actual, que se amenace a una persona no ya por sus opiniones sino por decir la verdad, que a falta de poder rebatirle se le intente meter en la cárcel o se incite a su asesinato, como ha ocurrido varias veces en mi caso, que se lancen campañas de corte chequista contra ella y se intente utilizar la ley, manipulándola, contra la justicia y la libertad, que el ciudadano apenas pueda confiar en una judicatura politizada. Tales hechos definen a esas mafias empeñadas en romper con la historia real y enlazar con las convulsiones del Frente Popular, del cual se declaran herederas, muy justamente.
Los liberticidas esperan que sus fechorías pasen en silencio y que las víctimas más directas se sientan desasistidas y así “escarmienten” los demás. Cuando quienes tienen el deber de oponerse obedecen a las mafias y callan, no permanecen equidistantes o centristas, se convierten en cómplices del desmán.
Por lo que me toca directamente, expreso mi más profundo agradecimiento a las muchas personas que me han testimoniado su solidaridad y que están levantando su voz y haciéndose oír en protesta por estos atropellos de los totalitarios.