"Creo que en cualquier época yo habría amado la libertad, pero en los tiempos que corren me inclino a adorarla" (Alexis de Tocqueville)

jueves, septiembre 15, 2005

Desalmados

Lo leo en ABC

Antonio Moreno: «Esta alimaña llega para reírse de nosotros y se me quitan hasta las ganas de vivir»
«Gadafi», asesino de Fabio, cumplirá condena en España «para estar más cerca de su novia y de su hijo». Una provocación para Antonio, que vio cómo ETA le mataba a su niño.


MADRID.

«Mientras Martínez vigila (...), Iglesias fuerza la puerta delantera derecha del automóvil y encaja un artilugio explosivo debajo del asiento del copiloto». Así lo constata la sentencia de la Audiencia Nacional que condenó el año pasado al asesino de Fabio Moreno a 82 años de cárcel. Era el 7 de noviembre de 1991, poco después de que Juan Carlos Iglesias Chouzas, alias «Gadafi» o «El Bestia», colocara la bomba en el coche del guardia civil Antonio Moreno, el agente y sus dos hijos mellizos, de dos años, se subían al vehículo para recoger del colegio a la hija mayor. Pero no llegaron. Apenas arrancó, el coche estalló. Fabio murió en el acto, y su hermano Alexander y su padre quedaron heridos. Al guardia, natural de Granada y destinado en la Intervención Central de Armas de Bilbao -hacía horas extraordinarias en el grupo antidisturbios, a 80 pesetas los sesenta minutos, aparte descuentos-, el criminal le condenó de esta manera a contemplar impotente el cuerpo destrozado de su pequeño tendido en la calzada.

-¿Qué pensó al saber que «Gadafi» venía a cumplir su condena a España «para estar más cerca de su familia, su novia y su hijo»?

-Sentí vergüenza de tener los gobernantes que tenemos. Anoche no pegué un puñetero ojo. Estaba viendo por televisión la llegada a España de esta alimaña y se me quitaron hasta las ganas de vivir. Ha llegado para reírse de nosotros y lo hace con el asentimiento del Gobierno. Y si yo ahora voy y mato a su hijo, ¿estamos en paz? Si yo fuera una alimaña como él podría matar a su hijo tranquilamente. ¿Y me van a dar los mismo privilegios que a él?, pregunto. Lo único cierto es que él va a tener a su hijo y yo no. Además, sé lo que va a pasar: pondrán a «Gadafi» como buque insignia de la negociación, negociaremos todos, todos a las cárceles del País Vasco, y, en cuatro días, a la calle, eso sí, con una sonrisa. Y si las víctimas no nos reímos también nos dirán que somos unos desgraciados, unos rencorosos que no queremos la paz. ¿Es que somos tontos? Siempre las víctimas tienen que hacer los esfuerzos, y los gobiernos como éste que tenemos y los terroristas, ¡al cachondeo! ¿Para que no haya más víctimas? Eso sólo se arregla con buena presión policial, como les estaban haciendo.

-¿Cree que el traslado del etarra desde Francia tiene que ver con posibles beneficios penitenciarios?

-Es lo más lógico, y eso es además lo que pensamos todos. Van a venir todos porque va a haber una negociación y todos a la calle en cuatro días. Y si no, les darán algún régimen especial y a vivir. Otra vez se van a reír de nosotros. Nadie nos apoya. El anterior Gobierno empezó a apoyarnos y comenzábamos a sentirnos respetados; pero ha vuelto esta gente y sientes de nuevo la bofetada con la negociación y el acercamiento de presos a sus familias. Y si no, a las familias de los presos les pagan viajes para que vayan a verlos, mientras yo llevo esperando 14 años a que el Gobierno vasco me pague un billete para ir a ver la tumba de mi hijo.

-¿Está resignado a ver en la calle al asesino de su hijo?

-No puedes hacer otra cosa. Lo primero es que si haces cualquier cosa, el malo eres tú, que vas provocando. Además, con el Gobierno que tenemos nos van a obligar a aceptar lo que sea y ya buscarán algo para callarnos. Y se repetirá una vez más la historia de la desgracia que hemos tenido las víctimas: que la culpa siempre es nuestra.

-De hecho, tras el atentado, sus superiores le quitaron el arma.

-Lo primero. Que no vayas a hacer alguna barbaridad; pero una cosa es lo que piensas en momentos así y otra que lo hagas. Sin embargo, nada ha cambiado. En cuanto sucede alguna noticia como la de que haya venido «Gadafi», desde el cuartel más cercano se ponen en contacto contigo a ver qué haces o no haces. Seguro que entre hoy y mañana me llaman.

-¿Está diciendo que le controlan como a un delincuente?

-Sí, sí. Te piden que vayas a llevar al cuartel que tienes más cerca cualquier tontería, quieren saber a dónde irás. Siempre es la misma historia.

-¿Y a sus compañeros no se les cae la cara de vergüenza?

-Pues sí, pero son órdenes de arriba, y las cumplen aunque sea con todo el dolor de su corazón.

-¿Cómo se vive viendo crecer al gemelo de su pequeño asesinado?

-Veo a Alex, un tiarrón de 1,80 metros con 16 años, un deportista fenómeno, un chaval estupendo... y siempre pienso en el hermano... Le veo y la congoja se engancha a la garganta y ya no te la quita nadie. Imaginas... Y eso te destroza.

-¿Enterraría el pasado en nombre de una supuesta paz?

-Jamás, jamás, jamás. El daño está hecho, yo puedo perdonar... ¿Pero quién me va a devolver a mí lo mío? En eso no piensa nadie y ahora cada vez menos. Son vidas rotas por pérdidas irreparables de hijos, padres, madres... ¿quién nos los va a devolver? ¿Quién va a devolver a los heridos el sufrimiento de operaciones, rehabilitaciones, mutilaciones, familias destrozadas...? O sea, a mí no me devuelven nada y a los asesinos les van a dar todo. No tengo palabras. ¡Qué vergüenza tan terrible!

TEXTO: VIRGINIA RÓDENAS




Bueno, a mí sólo me resta añadir que quien quiera poner en la calle a este tal Gadafi no es más que un hijo de puta (y no pienso pedir disculpas por tan, en mi opinión, afortunada y coloquial expresión. El que se escandalice, se chinche).

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