"Creo que en cualquier época yo habría amado la libertad, pero en los tiempos que corren me inclino a adorarla" (Alexis de Tocqueville)

miércoles, septiembre 07, 2005

La ética libertaria de Rothbard

Elextro ha contestado a mi respuesta al sr. Rallo sobre la privatización del agua. Mediante la confusión y el ruido pretenden esconder la ideología auténticamente criminal que se agazapa detrás de sus escasos argumentos. Les salva que ni tan siquiera son conscientes de ello, por lo menos en el caso de elextro que no ha debido leer a Rothbard. No merece que pierda más tiempo sobre el particular, ya le he contestado en este blog.

Ahora, siéntense y disfruten de la aplastante "naturalidad" de la ética rothbardiana (pags. 146 y ss. de su libro "La Ética de la Libertad", publicado por Unión Editorial; los corchetes son míos, pido disculpas por las expresiones soeces, pero como ustedes comprenderán no es para menos):

"Hemos fijado ya el derecho de propiedad de todos y cada uno de los hombres sobre su propia persona y sobre la tierra virgen que descubren y transforman con su trabajo....
[Coño como José Antonio Primo de Rivera: la tierra para el que la trabaja].
Pero queda por resolver el difícil caso de los niños. El principio del derecho a la autoposesión en favor de todos y cada uno de los hombres se aplica a los adultos, es decir, a los propietarios de sí mismos que deben utilizar su mente para elegir y alcanzar sus fines. Ahora bien, es evidente que un recién nacido no es propietario de sí actual, sino potencial... "
[Y tan evidente, joputa; no es que no tenga derechos sino que no puede defenderlos contratando vuestras malditas agencias privadas, por eso se crea una figura legal como la patria potestas que entraña obligaciones para quien la ejerce.]
"Empecemos por el periodo prenatal. ¿Qué derechos de propiedad tienen los padres, o más específicamente la madre, sobre el feto?...."
[Sí, eso, el padre que se joda, total sólo ha puesto una semilla. Pero entonces que se joda el agricultor, total sólo ha puesto una semilla.]
"El auténtico dato de partida para el análisis del aborto se encuentra en el derecho absoluto de cada persona a la propiedad de sí misma. Esto implica, de forma inmediata, que todas las mujeres tienen el derecho absoluto sobre su cuerpo, que tienen el dominio total sobre él y sobre cuanto hay dentro de él, incluido el feto. En la mayoría de los casos, los fetos se encuentran en el seno materno con consentimiento de las madres. Ahora bien, si una mujer no desea que se prolongue esta situación, el feto se convierte en un "invasor" de su persona y la madre tendría perfecto derecho a expulsarlo de sus dominios. Según esto, habría que considerar el aborto no como el "asesinato" de una persona, sino como la expulsión de un invasor indeseado del cuerpo de la madre. Por consiguiente, todas las leyes que restringen o prohíben el aborto invaden derechos de las mujeres afectadas por esta normativa....
[Vaya, resulta al final que los fetos son alienígenas que han invadido los cuerpos de las mujeres. ¡Cuidado féminas!, los libidinosos aliens acechan;]
...Muy bien; concedamos, a los efectos de nuestra discusión, que es así, esto es, que los fetos son seres humanos -o, en un sentido más genérico, seres potencialmente humanos- con los correspondientes derechos. Pero, ¿qué seres humanos, si se nos permite la pregunta, tienen derecho a ser parásitos coactivos dentro del cuerpo de un huésped que no los quiere aceptar? Si ningún ser humano ya nacido, tiene tal derecho, menos aún lo tienen, a fortiori, los fetos ...."[Puajjjjjjjjj, un feto, ¡qué asco! ¿De dónde habrá salido el jodio?]
"Supongamos ahora que el niño ya ha nacido... [ ¡Qué cabrón!, se nos ha colado. Ahora se va a enterar.] Aplicando nuestra teoría a las relaciones entre padres e hijos, lo hasta ahora dicho significa que un padre o una madre no tiene derecho a agredir a sus hijos, pero también que no deberían tener la obligación legal de alimentarlos, vestirlos y educarlos, ya que tales exigencias serían coactivas y privarían a los padres de sus derechos. Por otro lado, esos padres no pueden asesinar o mutilar a sus hijos, y la ley castiga, con toda razón, a quienes lo hacen. Pero a los padres les asistiría el derecho legal a no tener que alimentar al niño, esto es, a dejarle morir. En términos estrictos, la ley no puede forzar a un padre a alimentar al hijo para que pueda vivir...."[¿De verdad, qué no los puedo asesinar? ¡Qué fastidio! Y yo que pensaba que sí. Pero, esperen, bien pensado, como la ley es privada y la promueven los particulares, quién reclamará su derecho ante las agencias y tribunales privados. Total el niño está muerto y como no tiene abuelitos. Pues va ser que sí, que sí puedo matarlo sin que me pase nada. Ah, calla, que vendrá su fantasma a ejercer sus derechos.]
"Esta norma nos permite resolver algunas cuestiones es
pinosas, entre otras si les asiste a los padres el derecho a dejar morir (por ejemplo, no dándole alimentos) a un hijo deforme. La respuesta es, por supuesto, afirmativa, en virtud de un a fortiori derivado del derecho, mucho más general, de permitir que muera cualquier niño, deforme o no....[¡Faltaba más! ¡Parásito de mierda! ] (No obstante, como veremos más adelante, en una sociedad libertaria esta "negligencia" se vería reducida al mínimo gracias a la existencia de un mercado libre de niños.)..." [ ¡Ah, pues vale; dabuti tío! ¡Qué majo el Rothbard éste! Su economía de mercado viene a calmar el leve escozor que me estaba provocando todo esto en el parietal derecho. ¡Qué alivio! ]
"Nuestra teoría nos permite analizar también el problema que plantea el caso del Dr. Kenneth Edelin, del Boston City Hospital, acusado en el año 1975, de homicidio sin premeditación por haber permitido (por deseo, evidentemente, de la madre) que muriera un feto tras haber practicado un aborto. Si a los padres les asiste el derecho legal a dejar que sus hijos mueran, lo tienen también, a fortiori, respecto de fetos extrauterinos. De parecido modo, en un mundo futuro, en el que los niños podrán nacer mediante métodos extrauterinos ("niños probeta"), también los padres el derecho legal a "quitar el enchufe" o, para decirlo con mayor precisión, anegarse a pagar para que el enchufe siga conectado." [Jo, qué majo. Esto sí que es un amigo. Lo que hay que discurrir para echar un cable a un colega. Oye, ¿y si el niño -ya nacido se entiende- se pone malo o corre peligro de muerte? Ah, ya, que se joda y se cure sólo. No pide "ná", el mocoso éste.]
"Debemos empezar por reconocer que existe ya de hecho este mercado infantil, sólo, que dado que los gobiernos prohíben vender los niños por un determinado precio, los padres se ven ahora obligados a entregarlos a centros de adopción de niños libres de cargas. Y esto significa que el mercado de niños existe, sólo que el gobierno ejerce un control máximo de los precios hasta reducirlos a cero y que restringe, además, las operaciones mercantiles a unas pocas agencias privilegiadas y, por tanto, monopolistas. El resultado ha sido un mercado típico, en el que al rebajar el gobierno los precios del artículo muy por debajo de los del mercado libre, se produce una gran "escasez de bienes". [Otra vez la escasez económica, si no hay nada como el mercado para eliminarla.] La demanda de bebés y niños es de ordinario muy superior a la oferta. Asistimos diariamente al espectáculo de la tragedia de personas adultas a quienes agencias de adopción tiránicas y fisgonas les niegan el gozo de poder adoptar un hijo."El puto Estado éste que tiene que meter sus narices en todo! Y yo que pensaba vender mis hijos en pequeñas parcelas para obtener mayor beneficio y favorecer así el mercado.]"
Lo siento, no puedo seguir, tengo que ir al baño a vomitar. ¡Oye! Si esta teoría es tan natural, ¿por qué provoca en el común de los mortales unas irrefrenables ganas de correr a gorrazos a vuestro gran gurú? ¿Será que todavía no hemos visto la luz?
Qué anticuado soy por dios: "No se preocupen, liberen su mente y nacerá un hombre nuevo (Nietzsche). Uno que no tenga más obligaciones que las que le dicte su "moral". Abandonen sus viejos clichés y juntos atravesaremos el umbral que nos lleve al auténtico paraíso en la tierra. Serán ustedes más libres, sin cadenas, ataduras, obligaciones y todas esas chorradas moralizantes que nos impone el Estado."
¡Heil Rothbard!

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