"Creo que en cualquier época yo habría amado la libertad, pero en los tiempos que corren me inclino a adorarla" (Alexis de Tocqueville)

lunes, marzo 20, 2006

El pareo de Idi Amin

El pareo de Idi Amin

Que el negro que más pasta gana en este país se ponga como ejemplo de racismo es ridículo. Que la señorita más poderosa de este país se ponga como ejemplo de machismo es patético. Entre ridiculeces y patetismos anda esta izquierda de chirigota, de gestos y de brinids al sol que vuelve a poner sobre el tapete el vistimismo a la carta y el triunfo de los rayos UVA.

Electoralmente, los gestos y los brindis al sol sale muy rentables. Desde que ganó las elecciones el PSOE ha empleado, más que una estrategia, un truco torero: dejar que el bicho embista, que corra tras el capote y se canse. Capotazo tras capotazo, este toreo de Hemiciclo hasta ahora les ha salido redondo. En lugar de dejar que se hunda en las arenas movedizas e su propia inutilidad, en un coso plagado de leyes y proyectos papanatas, el PP siempre entra al trapo. Lo hizo con la historia de las bodas homosexuales (demostrando así que no van a renovar el vestuario más rancio de la derecha) y lo mejoró la semana pasada, cuando a Zaplana se le ocurrió criticar la afición por el carnaval de la vicepresidenta del Gobierno.

Desde los tiempos de Kennedy, la política sólo es una cuestión de disfraces, de gestos, de salir bien en las fotos. Kennedy ganó unas elecciones por una corbata y María Teresa Fernández de la Vega, con un modelito africano, va arentabilizar todo el voto feminista. Pero hombre, por Dios, ¿cómo se le ocurre a Zaplana entrarle al trapo coloreado de la vicepresidenta? No importa que tuviera o no razón: en la política contemporánea hay que medir las palabras tanto como la corbata, no vaya a ser que uno se pille la bragueta. Por supuesto que el bailecito mandinga a lo María Antonieta era una bufonada, pero también era una trampa, un pase negro en el que Zaplana envidó a pares y le cayó un ordago a chica.

La falacia es sencilla: una señorita que pretende que la traten igual que un hombre, a la primera de cambio recoge velas y dice que la critican por ser mujer. Me temo que a Eto'o no lo llamaron "negro de mierda" por negro, sino por maleducado y por imbécil. Es una forma de señalización, al igual que al decir "gordo de mierda" o "calvo de mierda", lo que cuenta no es la obesidad o la alopecia. Eto'o fue negro una vez, cuando era pobre.

Zapatero no quiere saber nada de Bush y luego sonríe en las fotos, dándole el abrazo del oso a carniceros tan notorios como Chávez, Mohamed o Putin. Moratinos pone como ejemplo de convicencia pacífica a países islámicos que se limpian el culo con los derechos humanos. De seguir el fotomatón con tiranos floclóricos y el turismo por las geopgrafías de la masacre, el PSOE acabará levantándole una estatua a Idi Amin. Al fin y al cabo, aquel gorila genocida con medallas cumple a la perfección, como dice mi amigo Javier Blanco Urgoiti, el ideario socialista: "musulmán, antiamericano, antioccidental y antijudío". Y además, para redondear la cosa, negro. Y gordo. De mierda.

A diestra y siniestra. David Torres (El Mundo)

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