"Creo que en cualquier época yo habría amado la libertad, pero en los tiempos que corren me inclino a adorarla" (Alexis de Tocqueville)

lunes, abril 24, 2006

V de Basterra






El ideal que encarna Guy Fawkes -el referente moral de V de vendetta- forma parte de los principios de justicia libertaria de Rothbard que critiqué en su día en El Paraíso Perdido.

"Supongamos que Méndez asesina a Basterra. Basterra decide localizar y ejecutar a Méndez. Todo va bien, salvo que, como en el caso de la coacción policial estudiado en el capítulo anterior, (a saber , que la policía, privada claro, puede torturar al delincuente siempre y cuando después se demuestre que es culpable), tal vez Basterra tenga que enfrentarse a una acusación por asesinato promovida por Méndez ante un tribunal privado. Si el Tribunal dictamina que Méndez fue realmente un asesino, no le puede ocurrir nda, en nuestro esquema, a Basterra, salvo recibir una aprobación general por haber hecho justicia".


Es decir que en la justicia ancap todo vale, siempre y cuando sobrevivas para poder llevar a cabo tu vendetta personal. En el ejemplo de Rothbard incluso si no sobrevives resucitas para vengarte de tu asesino. El protagonista de V también renace de sus cenizas para ejecutar implacablemente su venganza.

Nos cuentan en Libertaddigital que se trata de una película "liberal y antiestatista", siento volver a disentir de Juan Ramón Rallo del que tengo un gran concepto pero al que observo anclado en su dogma anarcocapitalista.

Ya advertimos en estas páginas acerca de los falsos reclamos de una película que, con ciertas dosis de lúcida imaginación, nos invita a interpretarla como un trasunto del actual Gobierno de Zapatero. El parecido a Rubalcaba, que no sin gracia, aprecia Rallo; los atentados que llevan a un gobierno totalitario al poder; la representación de un partido canallesco e ilegítimo; la manipulación mediática; las detenciones ilegales.... Evidentemente, se trata de una interpretación ciertamente sectaria no tanto por el parecido, que lo hay, sino por el contexto y fines de la película.

No podemos obviar que este film destinado a un público anglosajón reabre diversos debates que la izquierda está planteando en la escena internacional. Seguridad versus libertad; es decir la malintencionada crítica a las medidas de seguridad que tanto Tony Blair como Bush han implantado en sus respectivos países tras los atentados terroristas. La pederastia en la Iglesia Católica; acusaciones que trascienden la responsabilidad individual y afectan de pleno a una Institución que, según ellos, propicia la omertá en su seno. Los derechos de los homosexuales y la falsa idea de que son reprimidos en las sociedades civilizadas (donde sí lo son es en el Islam). La apreciación del Corán como símbolo cultural de la superioridad moral de una civilización frente a la intolerante y corrupta sociedad occidental. En definitiva se trata de otra burda manipulación de la izquierda para propagar la llama de la rebelión frente a las democracias liberales a las que sus corruptos políticos han conducido al desastre. En este caso, es la izquierda anarcocapitalista agazapada tras la contrastada superioridad de la economía de mercado para lanzar sus soflamas incendiarias contra toda forma de Estado.

Una vez más desde mi condición agnóstica me veo en la obligación de defender a la Iglesia de un ataque que quizá a Rallo le parezca una mera consecuencia del Estado fascista -llama la atención que el principio de responsabilidad de los actos propios desaparece en esta argumentación muy poco liberal-, pero que lejos de ser la prueba del poder corrosivo del Estado que supuestamente mancilla la naturaleza de los hombres de Dios es "la prueba" del carácter corrupto de la Iglesia. Tampoco creo casual la utilización de la cruz de caravaca como símbolo del partido nazi en el poder.



Por otro lado, el nazismo sigue siendo la excusa de muchos totalitarios que se camuflan bajo falsos ideales mesiánicos para vendernos sus soflamas revolucionarias. V de Vendetta es un claro ejemplo.

Si ser conservador significa llevar a cabo los experimentos con gaseosa, soy sin duda un conservador -si me permiten los etiquetadores de productos cárnicos: "liberal-conservador"-, porque creo que la civilización es producto de la reforma y del sentido común, no de las bombas. Los procesos revolucionarios y las posiciones antisistema sólo traen sangre y caos. Lo que no significa que no crea que pueda estar legitimado deponer a un tirano, recuperando una de las aportaciones escolásticas al mundo de las ideas políticas, -llámese Hitler o llámese Sadam-, pero sí que volar las instituciones de representación democrática por los aires o renegar de nuestros políticos de forma categórica es abrir el camino a una nueva tiranía. Por mucho que nos sintamos oprimidos por el Estado o engañados por nuestros políticos, el terrorismo no está legitimado nunca aunque se presente tras una máscara repleta de muchos ideales y, sin duda, pocas ideas. Lo he dicho en muchas ocasiones, los ideales y especialmente los utópicos pueden matar.


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