Discurso PP en el debate del cierre de la comisión del perjurio
Fuente: Libertad Digital.
Señor Presidente, señorías
Este Pleno se celebra porque el Grupo Popular solicitó la creación de
una Comisión de Investigación que ustedes no querían.
Siempre hemos querido conocer toda la verdad acerca de los
terribles atentados del 11 de marzo y sus consecuencias políticas.
Estando en el Gobierno, desde el primer momento pusimos todos los
medios para esclarecer la autoría y sus conexiones.
Y una vez constituida la nueva legislatura, quisimos que ese
esclarecimiento pasara a ser un objetivo central del Parlamento.
Por ello, y porque el partido que dejaba el Gobierno no tenía ni tiene
nada que ocultar, propusimos en su día la creación de la Comisión de
Investigación.
Se lo debíamos a las víctimas, a sus familias y a toda la sociedad
española que se vio conmocionada por la mayor masacre terrorista
en la historia de Europa.
Recordando a los que padecieron aquella brutalidad, quiero honrar a
todas las víctimas del terrorismo. Todas ellas merecen el mismo
apoyo y solidaridad. Porque todos los terrorismos son igualmente
criminales y fanáticos.
El Partido Popular sabe que el compromiso moral con las víctimas ha
de ser el impulso fundamental que guíe la lucha contra la peor
amenaza que tenemos que afrontar. Una política antiterrorista que
deja de lado a las víctimas está, señorías, necesariamente
condenada al fracaso.
Señor presidente,
Hoy es un día triste para España.
Cuando la mayoría de esta Cámara imponga el cierre de la
investigación, habremos fallado a las víctimas y a la sociedad
española, que sigue queriendo saber la verdad.
El Parlamento español habrá claudicado frente a sus obligaciones.
Habrá consumado lo que solo puede definirse como un atropello a la
justicia y a la razón.
Pero en ese caso, la responsabilidad no será de todos los Grupos. El
Partido Popular no se va a sumar al carpetazo que pretende dar el
Partido Socialista con los que le apoyen.
Las víctimas están hoy mismo en la calle reclamando la verdad y
pidiendo que siga abierta la Comisión de investigación, como lo
reclamaron en su día en el Parlamento.
¿Piden demasiado?
Yo estoy seguro de que no, de que no piden demasiado. Piden que
cumplamos con nuestro trabajo y con los objetivos que se fijó la
Comisión al constituirse.
Después de un año, podemos afirmar que la Comisión de
Investigación dista mucho de haber cumplido el mandato del Pleno y
las expectativas de la sociedad española. No ha cumplido, señorías,
con su obligación.
Mientras el Grupo Popular no se ha opuesto a ninguna
comparecencia y a ninguna petición de documentación, el Grupo
socialista ha impedido una cosa y la otra.
Han impedido a la Comisión escuchar los testimonios de quienes
más podían contribuir al esclarecimiento de los hechos. 50
comparecencias hemos solicitado sin éxito. Y han vetado una
ingente cantidad de documentación, toda ella necesaria para
dilucidar algunos de los puntos más oscuros de la masacre. Más de
100 documentos.
No han querido conocer la versión del agente Campillo, que ya en el
verano de 2001 por cierto, mucho antes de la Guerra de Irak-- sabía
que Toro y Trashorras estaba buscando a alguien que supiera
montar bombas con móviles.
Han impedido que acudiera ante la Comisión Fernando Huarte, que
era a la vez dirigente socialista, agente del CNI y amigo del terrorista
islamista Benesmail.
No han querido esclarecer si ETA tenía o no una relación con la
trama de explosivos de Asturias.
¿Creen ustedes de verdad que han jugado limpio ?
Ustedes han torpedeado sistemáticamente la Comisión y se han
negado a la búsqueda de la verdad.
Señor Presidente,
El partido socialista y sus socios sólo han buscado en esta Comisión
un instrumento para reafirmar un guión escrito de antemano. Un
guión redactado el día de la creación de la comisión. O mejor dicho,
el propio 11 de marzo.
Buscaban pruebas de la supuesta gran mentira del Gobierno del
PP, certificar la supuesta manipulación y ocultación de información
que nos inculpara ante la sociedad.
Engaño masivo, llegó a sentenciar el señor Rodríguez Zapatero
ante la Comisión. Como queriendo otorgar categoría de verdad
incontestable a lo que la propia investigación parlamentaria ya había
demostrado que era una gran patraña.
Porque después de meses de investigación, esa evidencia no ha
aparecido por ningún lado.
¡Mire que lo han intentado!
Han removido Roma con Santiago.
Han buscado debajo de las piedras.
Han analizado cada minuto, cada segundo, de los días 11, 12, 13 y
14 de marzo de 2004.
Han manipulado testigos. Si, señorías, han manipulado testigos en la Comisión.
Y yo me alegro de que la Comisión haya servido para desautorizar a
quienes decían que el Gobierno ocultó la verdad y engañó
deliberadamente a los ciudadanos.
No ha aparecido ni un dato, ni testimonio, ¡ni uno!, que avale
semejante calumnia. Ni aparecerá nunca.
Jamás aparecerá, señorías. Nunca. Sencillamente porque el
Gobierno del Partido Popular no mintió ni manipuló ni engañó a los
ciudadanos.
Al leer las conclusiones del partido socialista, no puedo más que
celebrar que haya abandonado la consigna electoral del supuesto
engaño masivo, la temeraria teoría de la imprevisión política del
Gobierno o la perversión de atribuir la causa de un atentado a
determinadas decisiones políticas.
Ahora sí, el partido socialista, se ha ocupado de dejar bien claro y por
escrito que los terroristas fueron los únicos responsables de sus
actos criminales.
Sentar el precedente de que un Gobierno democrático puede ser
culpable de un atentado, bien por imprevisión, bien por efecto de su
política antiterrorista, no deja de ser hoy muy arriesgado para quien
está en el Gobierno.
¡Cómo iban ustedes, señor Ministro del Interior, a dejar por escrito lo
que hemos tenido que leer y escuchar tantas veces durante este
año, que el Gobierno puede tener su parte de culpa en un atentado!
¡Cómo iban a poner por escrito eso, tal y como tienen ustedes el
patio de la política antiterrorista! Cuando ha llegado la hora de la
verdad, no han podido poner por escrito lo que hemos tenido que oir
un año con demagogia.
Señorías,
Esta Comisión a ustedes les ha dejado de interesar. O peor aún, les
ha llenado de frustración.
Desde que se constituyó la Comisión, se han ido descubriendo datos
nuevos, algunos de ellos muy relevantes; se han conocido
conexiones inquietantes; se ha sabido de amistades peligrosas.
Quedan muchos interrogantes abiertos sobre los atentados del 11 de
marzo, por mucho que el Presidente del Gobierno, desde el pasado
año, se empeñe en decir que está todo clarísimo.
¿Está muy seguro de eso, el señor Zapatero?
¿Es capaz de subir hoy a esta tribuna y repetir esas mismas
palabras?
No ha venido esta tarde. No ha intervenido en el Pleno, como ha
hecho esta mañana para repetir las mismas palabras que dijo en la
Comisión de Investigación.
¿Está en condiciones de decirles a las víctimas y al conjunto de la
sociedad española quién y con qué complicidades ideó y organizó el
11-M? Más allá de lo genérico, no está todo claro.
No está todo clarísimo. Muchas piezas no encajan, lo saben de
sobra.
No encaja que unos delincuentes comunes se conviertan en poco
tiempo en terroristas capaces de diseñar y ejecutar el mayor atentado
de la historia de Europa, con 192 muertos, 1.500 heridos y un cambio
de Gobierno.
No se sabe quién programó la fecha y diseñó el atentado. No
sabemos cuándo ni por qué ni quién decidió elegir como fecha, una
cercana a la víspera de nuestras elecciones generales.
No conocemos el alcance real de las relaciones entre los islamistas,
ETA, y los asturianos Toro y Trashorras.
Ya sé que a ustedes puede que no les importe, pero a mucha gente
en nuestro país sí que le importa.
No hemos averiguado las implicaciones y conexiones de la trama que
facilitó los explosivos a los terroristas del 11 de marzo. Ni cómo éstos dispusieron de conocimientos sofisticados en manejo de explosivos y fabricaron teléfonos bomba.
Esta Cámara no sabe qué tipo de explosivo estalló en los trenes, ni el
origen exacto de la dinamita.
Nadie entiende como apareció la misteriosa mochila número 13 en la
comisaría de Vallecas, ni por qué los terroristas dejaron pistas que
con toda seguridad iban a conducir a su detención.
No hemos podido saber qué tipo de relación tenía Fernando Huarte
con la trama islamista ni a quién transmitía información.
No se sabe por qué determinados miembros de las Fuerzas de
Seguridad no fueron capaces de impedir que los explosivos llegaran
a manos de los terroristas.
No se sabe por qué dos terroristas de ETA cogen un taxi en Oviedo
para ir a robar un coche, en el mismo callejón de Avilés, en el que
vive Trashorras. ¿Es una simple casualidad, como dijo el Presidente
del Gobierno?
No sabemos todavía con exactitud el papel que desempeñó cada
quién, sean confidentes policiales, agitadores mediáticos,
manifestantes ante las sedes del PP, o dirigentes socialistas
visitantes asiduos de terroristas islámicos en la cárcel.
Lo cierto es que, como reconoce en privado el propio juez del Olmo,
que instruye la investigación, todavía sabemos muy poco del 11-M.
Y lo peor, la autocrítica que deberían hacer esta tarde en ésta
Cámara ustedes, es que podíamos haber sabido más, si hubiesen
ustedes querido.
Señor Presidente,
Cuando no se quiere compartir toda la información, cuando se
obstruye sistemáticamente la investigación, cada persona empieza a
sacar sus propias conclusiones... hasta llegar muchas a ponerse en
lo peor.
Y no se puede culpar de ello a ningún ciudadano preocupado. Y
mucho menos aún intentar ridiculizarlo.
No se puede esperar que la gente atribuya sin más determinados
hechos a simples casualidades o coincidencias. Eso queda para el
Presidente del Gobierno.
Es lógico que muchos nos preguntemos: ¿por qué el Partido
Socialista no quiere que se siga investigando?
Yo no voy a hacer suposiciones ni arriesgar conclusiones como el
Presidente del Gobierno. Pero sí les digo que su comportamiento es
el único causante de las especulaciones y las sospechas que se
ciernen en estos momentos en la sociedad española sobre el 11-M.
Porque si hay una cosa evidente para los ciudadanos a estas alturas
es que la Comisión se cierra en falso, únicamente porque ustedes, el
Partido Socialista, y sus socios, no han querido seguir investigando.
Las certezas, las poca certezas, las hemos puesto todas nosotros.
Si sabemos que el Gobierno del Partido Popular hizo un esfuerzo
enorme, encomiable, para transmitir la información de que iba
disponiendo en tiempo real. Incluso en contra del criterio de algunos
mandos policiales. Algo de lo que no se puede jactar el Gobierno
porque no ha practicado en torno al 11-M una política de
transparencia, sino un auténtico apagón informativo.
Nosotros, hemos dado la cara. Entre el 11 y el 14 de marzo,
mediante decenas de ruedas de prensa, y también en la Comisión,
hemos venido los máximos responsables políticos y policiales del
anterior Gobierno. El señor Aznar, el señor Acebes, la Sra. de
Palacio, el señor Astarloa, yo mismo... entre otros
Nadie se ha escondido. Aquí hemos comparecido todos los
responsables del Partido Popular que han solicitado, con total
transparencia. No así han actuado ustedes
Sin embargo, han faltado muchos otros en esta Comisión:
Los que difundieron los bulos de los terroristas suicidas.
Los que sembraron la calumnia de que el Gobierno pretendía
posponer las elecciones.
Los que organizaron y participaron en el acoso a nuestras sedes en
el día de reflexión. Un episodio verdaderamente deplorable que el
señor Zapatero, en un gesto de sectarismo impropio de un presidente
y vergonzoso en un demócrata, se ha negado a condenar.
Y no han venido porque ustedes no han querido.
Señor Presidente,
Vuelvo a repetirlo: saber toda la verdad sobre el 11M era y es nuestra
primera obligación con las víctimas y con la sociedad. Y era y es la
mejor garantía de poder evitar una masacre igual en el futuro.
Durante los últimos años, hemos avanzado enormemente en España
en la lucha contra el terrorismo.
El peor atentado terrorista sufrido en nuestro país debería haber
servido para reforzar nuestra unidad, la cooperación con una sólida
alianza de naciones democráticas, la defensa de nuestros valores, la
acción del Estado de Derecho, el aislamiento de quienes apoyan y
alientan el terror.
El balance, 15 meses después, no puede ser más desalentador.
La masacre del 11 de marzo fue un atentado político que cambió un
Gobierno, sino también el rumbo de un país.
Este es un hecho del que son perfectamente conscientes la inmensa
mayoría de los ciudadanos españoles.
Y el cambio de Gobierno ha traído, desgraciadamente, un cambio
radical en la política antiterrorista, que ahora ofrece diálogo.
El Gobierno ha dividido y enfrentado a las asociaciones de víctimas.
El Gobierno ha roto el consenso y la unidad contra el terrorismo
expresados en el Pacto por las Libertades.
Una nueva política que recibe públicamente la felicitación de los
terroristas.
El Congreso de los Diputados ha respaldado solemnemente, a
iniciativa del Grupo socialista, el diálogo y la negociación con los
terroristas.
Este es el nuevo escenario que ha traído la política del actual
Gobierno, un año después del atentado más sangriento de nuestra
historia.
Para lograr la derrota del terrorismo, de cualquier tipo de terrorismo,
sólo hay un camino, que no pasa por buscar causas al terror, no pasa
por hacer creer a los terroristas que sus actos pueden servir para
lograr sus objetivos, no pasa por confundir la responsabilidad única y
exclusiva de los terroristas en los atentados que cometen.
Quiero dejar claro que una vez más el Grupo Popular siempre
apoyará la acción del Estado de Derecho y de todas sus instituciones
para luchar contra los terroristas y sus cómplices, hasta lograr su
derrota.
Señor Presidente,
Tenemos la obligación política y moral de acabar el trabajo que
hemos comenzado. Se lo debemos a España y a sus víctimas. Y
también a nosotros mismos.
En definitiva, seguimos sin saber quiénes y con qué complicidades
organizaron el 11-M. De lo cual se deduce una conclusión evidente
que no van a apoyar: debemos seguir investigando. Para hacer
justicia a las víctimas. Y para asegurarnos de que una tragedia
similar jamás vuelva a ocurrir.
De muy poco sirve, señorías, aunque algunas sean sensatas y las
apoyaremos, plantear y aprobar recomendaciones para evitar futuros
atentados, si todavía ni siquiera sabemos quién y cómo exactamente
nos ha golpeado. Es una cuestión de sentido común.
No tengan ningún complejo. No lo tengan. Su resultado electoral es
legítimo. Absolutamente legítimo. Influido por la masacre sin duda,
pero no por ello discutible democráticamente. No por ello.
Pero de su comportamiento, no sé si por ese complejo, solo se puede
deducir que ustedes tienen miedo a que se pueda saber qué pasó en
esas horas trágicas, en ese momento difícil.
Pero es nuestra obligación procurar que se sepa la verdad, y no
desfalleceremos en ese empeño. No lo vamos a hacer.
La votación de hoy no disipará las muchas dudas e interrogantes que
nos acompañan.
Hoy dan carpetazo a la comisión. Pero a medida que la verdad vaya
apareciendo, esta decisión les pasará factura.
Hoy no acaba la búsqueda de la verdad. Ni van a silenciar a la
oposición ni a la prensa libre.
El Grupo Parlamentario Popular y todos y cada uno de sus
miembros, seguirá fiel a su compromiso con la verdad.
Después de 15 meses de la tragedia. Después de las consecuencias
que hemos sufrido todos, quiero decirles que siento un gran orgullo
de haber formado parte del Gobierno del PP y de quien lo presidió.
Me siento muy orgullo de mis compañeros del Grupo Parlamentario
que han realizador su labor de forma excelente en la Comisión, a
pesar de las dificultades. De mi Grupo Parlamentario. De mi partido.
Y permítanme que hoy, antes de finalizar, cite de forma muy especial
a Ángel Acebes y a Ignacio Astarloa. Dos personas íntegras, que
siempre hicieron excepcionalmente bien su labor.
Siempre estuvimos tranquilos y satisfechos con nuestra actuación.
Siempre tuvimos una gran tranquilidad de conciencia.
Ahora, por encima de esa tranquilidad tenemos la sensación, la
certeza, la conciencia clara de que en los Gobiernos del PP el Presidente del Gobierno, el Ministro del Interior y el Secretario de Estado para la Seguridad, entre otros muchos, representan para
nosotros y para la sociedad española un orgullo por su impecable e
insuperable trayectoria en la lucha antiterrorista.
No sé si ustedes coinciden conmigo. Me imagino que no. Pero no sé
si ustedes pueden afirmar sin rubor lo mismo de sus antecesores en
esos puestos.