Enemigo bueno. Enemigo muerto
Esta mañana me he levantado con la imagen de cinco terroristas encadenados a la puerta de la COPE. Cinco miembros de la kale borroka de Ezquerra republicana de Cataluña, enmascarados, subiendo un nuevo peldaño en la escalera de la intimidación, del totalitarismo, del acoso y derribo de la libertad de expresión. A estos cinco integrantes del nuevo Jarrai catalán se unieron los diputados de ERC Tardá y Puig, quien ya nos demostró en verano su talante democrático y legalista cuando asaltó la propiedad del director del periódico El Mundo.
Este hecho, de por si preocupante, alcanza cotas de verdadera gravedad en el momento en que el presidente del Desgobierno español se niega a condenar el ataque. La renuencia a la condena responde a un motivo evidente: ZP está atado de pies y manos, optó por la alianza con los independentistas catalanes y está decidido a seguir adelante con su plan a cualquier precio. Las cartas se repartieron el 14 de marzo y el iluminado de la Moncloa no está dispuesto a dar un paso atrás.
Supongo que como yo, muchos españoles se preguntan cómo y cuándo va a acabar ésto. El hecho cierto es que ZP y sus corsarios capitanean un barco sin brújula que navega a la deriva. En menos de dos años han conseguido poner España patas arriba y los razonamientos lógicos ya no sirven para comprender el panorama nacional.
Unos gobernantes que persiguen el desmembramiento nacional, que predican el talante a golpe de intolerancia, que hablan de libertades al tiempo que amordazan y censuran los medios que no les son favorables, de paz cuando hacen guiños a los asesinos. Los villanos de repente se han convertido en héroes en esta pobre España puesta del revés.
Y en el país de los despropósitos seguimos siendo nosotros los que incitamos el odio, y el señor al que España le tocó en la rifa pide a la oposición que deje de jugar al "radicalismo, la exageración y el extremismo". Las cosas por su nombre, lo que Rodríguez pretende es que la oposición deje de ser oposición y que asistamos impávidos al aquelarre que están oficiando. Las víctimas del terrorismo deben callar y asentir cuando se pacta con sus verdugos y ERC solicita indemnizaciones para los terroristas por los servicios prestados. En la nueva España tendremos que agradecer a ETA GRAPO y Terra Lliure que hayan asesinado a más de 1000 españoles y quién sabe si Peces colgará una medalla a los terroristas más aplicados, y por qué no una calle Idígoras, o una plaza Josu Ternera. Desde Perpignan Roviretxe y sus compinches demostraron claramente cual es su postura con respecto al terrorismo. Y mientras tanto a arrinconar a las víctimas, que lo único que hacen es crispar. Los terroristas están contentos y lo cierto es que no les faltan motivos. Yo me pregunto si Rodríguez alguna vez escuchó aquello de "si el sabio critica malo, si el necio aplaude peor" porque en estos días los que aplauden además de necios son asesinos y creo yo que ésto debería movernos a todos a la reflexión.
Los medios de comunicación si no están dispuestos a plegarse a las directrices oficiales deben ser perseguidos, si alguien osa hacer un análisis histórico que desagrade a nuestros dirigentes debe ser encarcelado, y qué decir de políticos integristas religiosos de extrema derecha como Ángel Acebes.Sin duda deben ser denunciados . Millones de españoles nos estamos convirtiendo en ciudadanos de segunda, y nuestros derechos son pisoteados sin el menor pudor, aduciendo además que somos nosotros los que pisamos . El razonamiento es evidente: en el proyecto político orquestado por Rodríguez y sus socios independentistas la discrepancia es delito, y el delito debe ser castigado.
Esto no es nada nuevo, el camarada Lenin dejó bien establecidas las instrucciones a seguir para aplastar a la oposición y así conseguir la victoria. Enemigo bueno, enemigo muerto.Los enemigos eran básicamente los mismos entonces y ahora. La única cuestión es ¿hasta dónde están dispuestos a llegar Rodríguez y sus amigos?
Y mientras tanto, buscó en El País alguna referencia al incidente de hoy en la COPE y no logro encontrarlo.