"Creo que en cualquier época yo habría amado la libertad, pero en los tiempos que corren me inclino a adorarla" (Alexis de Tocqueville)

viernes, febrero 24, 2006

¿Tú qué fumas?



Juan Cueto, columnista del diario más usado en los escusados de este país, nos ilumina con un artículo, "los ciberfachas", regurgitado seguramente tras ingerir un café pasado de sal. En él nos dedica a todos los foreros, blogueros y "demás ralea", una panoplia de exabruptos muy propios del medio que los vomita. Si les parece hagamos un análisis más detallado del pensamiento montaraz y cavernícola de este sujeto:

España -me imagino que se refiere a lo que queda de esta nación en demolición cuando habla de "este país"- llama la atención en Europa por dos cosas, nos dice el agudo comentarista:
por los eurorécords de consumo juvenil de las nuevas tecnologías de bolsillo, y por el abuso ideológico que nuestra derecha menos reciclada hace de las máquinas.


Es decir: que se usen las nuevas tecnologías es malo, pero que encima las use la derecha eso es intolerable. Sin duda hace gala nuestro guerrillero de salón de un sentido democrático cuando menos peculiar, muy en la tónica del actual gobierno. No le llama la atención, eso sí que no, que Europa amenace al Gobierno español con medidas drásticas si vulnera las reglas del mercado interior en la OPA de E-On, o que tengamos el Presidente más cantinflas de la historia de Europa -trato de buscar su alter ego entre los personajes más ineptos e infaustos de nuestra historia común, pero no encuentro parangón que me permita comparar con descarnada brutalidad esta afirmación-.

No; a este señor lo que le llama la atención es que nos hayamos incorporado con cierta rapidez, aunque los datos más certeros nos sitúan a muchos megabytes de distancia de nuestros amigos europeos, a la era digital. El que el Consejo Europeo de Lisboa del año 2000 apuntase, como principal objetivo de la Unión, incorporarse plenamente a la Sociedad de la Información, o que las propias Naciones Unidas lo consideren prioritario para el desarrollo de los pueblos, debe ser para este hijo de Lascaux un anacronismo propio de naciones atrasadas. Mejor volvamos a la era industrial, allí el socialismo siempre se ha movido como pez en el agua, al menos hasta que se descubrieron sus miserias tras el telón de acero.

Pero lo que de verdad no soporta nuestro demócrata de toda la vida -toma, como Cebrián, el Jefe de los Servicios Informativos de la dictadura; bueno, siegue en su puesto, pero en vez de Franco, Polanco - es que la derechona facha y antisocial haya tomado al asalto el ciberespacio y ejercite allí eso que tanto daño le hace a todos los dictadores, a saber: la libertad de expresión.

No le preocupa a Cueto el PIB -no es algo que jamás haya preocupado a ningún socialista, sino como referencia de lo que pueden robar sin acudir a la deuda pública-, le preocupan otras cosas "más importantes" -con I mayúscula- y por ello menos tangibles, como el FIB (Felicidad Interna Bruta), el CIB (Crispación Interna Bruta) o la TNE (Tasa Nacional de Estrés), es decir, nuestra felicidad y grado de crispación. Mejor sería que se preocupasen por favorecer el PIB, y relajar la crispación, que de la felicidad nos encargaremos cada uno de nosotros como buenamente podamos. Ecuación difícil de resolver para alguien que entiende la libertad como el ejercicio del imperium del Estado para hacer y deshacer voluntades a su antojo; me reservo la opinión de lo que entienden por Estado, aunque nos lo podemos imaginar por el brillo de sus ojos refulgir en el azul de sus coches oficiales.

Tras esto continúa Cueto denostando a la generación binaria y añorando con nostalgia su falsa galaxia revolucionaria. Por fin habían logrado la síntesis entre el idealismo vaporoso y el capitalismo sectario de un Estado clientelar, y el del bigote se lo chafó. Apuesto que el abuelo es de la generación del destape; de los hijos del franquismo; de los que no se atrevieron a hacer oposición durante, y en el después viven del contra Franco; de los que corrían delante o detrás de los grises, uno ya no sabe, para simular su aversión a lo que ya llevaban grabado a fuego en sus cínicas mentes; de los que se forraron -la beautiful people, bien entendu- con el felipismo bursátil en los años 80 y de los que gritaban NO A LA GUERRA antes de una opípara cena en La Ancha-. Contraponer el libro a los paquetes binarios de información que circulan por la red es aferrarse a un pasado glorioso repleto de iconos encumbrados a mayor gloria del monstruo devorador de almas y haciendas. No es tanto el soporte físico de la información, como la libertad que conlleva, lo que les molesta. Lo decía un atribulado Umberto Ecco cuando acertaba a vislumbrar la pérdida de poder sobre las almas secuestradas que traería la red de redes; los iconos intelectuales ven amenazado así su engañosa credibilidad.

Después, se le ve la pluma, y, sobre todo, la tinta con la que escribe sus excrecencias mañaneras. Nos acusa a los blogueros, foreros y "demás ralea" de pertenecer a la "extrema derecha", que debe ser todo aquello que se sitúa ideológicamente fuera de su galaxia Gutenberg. Y si no, observen con atención como califica, no a los que no piensan como él que ya sabemos son todos unos ciberfachas, sino a "nuestras bitácoras independientes" como las llama -si son suyas (o sea, de su amo, en el buen sentido de la palabra) cómo van a ser independientes-, de lo que no dudo es de que sean una ramificación de su periodismo de papel.

Lo que me queda tras leer esta inmundicia, made in Polanco´s kitchen, es una sensación de esperanza: los jóvenes. Os felicito a todos los que se sientan aludidos, que no identificados, por haber sido nominados por este despreciable sujeto como ejemplos de "desinterés ideológico", socialista se entiende; "hartazgo de la política", zapateril, sin duda; "extensión del territorio de la lucha", combativos entonces, y con ideas -no es lo mismo que ideología dogmática de la que presume el amigo-, consecuentemente, aunque no las suyas; y "pasión desenfrenada por el yo en todas sus posturas", sin comentarios. Amigos ciberfachas enhorabuena, si los totalitarios se ponen así por su defensa de los derechos individuales es que vamos bien. A Houellebecq lo cita este iluminado más por quedar bien que por haberlo leído, porque de haberlo hecho no nos tacharía de tribu racial porque es precisamente eso lo que denuncia en sus novelas: la dependencia de los tontoprogres hacia los vínculos telúricos y la fuerza del yo que empuja hacia su libertad.

Se pregunta este voyeur bisoño de la red, que de dónde hemos salido estos treintañeros con poluciones nocturnas en paquetes binarios; pues ¿de dónde va a ser? ¿No se acuerda?, haga memoria. Cuando ustedes los cincuentañeros se enfundaban sus ridículos pantalones de campana y fumaban petas hasta el amanecer, vociferando a favor del final de la guerra del Vietnam y de una política de peace and love, ¿no se les olvidó algo? Imagínense lo que podían haber evitado; todo por llevarle la contraria a la Iglesia. Se llamó eufemísticamente, Boom, Baby Boom. Eran los años 69. Aunque, quizá lo suyo fuera un 99, no se corte está de moda.

Al final termina con una reprimenda a la progresía ilustrada por el abandono de la trinchera digital que ha sido literalmente tomada al asalto por las hordas de extremistas nazis. ¿No será más bien que su bastilla mediática se viene abajo? ¿No será que la juventud ha tomado al asalto las barricadas de su galaxia virtual, sorprendiendo a las élites ilustradas del despotismo socialista clientelar?

Ya saben ustedes lo que suele decirse: ladran, luego, cabalgamos.

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