"Creo que en cualquier época yo habría amado la libertad, pero en los tiempos que corren me inclino a adorarla" (Alexis de Tocqueville)

viernes, julio 01, 2005

EN UN PAÍS MULTICOLOR



Todo estreno entraña sus dificultades, especialmente si te invitan a participar en una isla cibernética de inconformismo y rebeldía frente al pensamiento único de las masas aborregadas por el discurso demagógico y cínico de la igualdad material y la justicia social. Más compleja es la tarea cuando toca elegir el tema con el que inaugurar este espacio cedido sin imposición de límites a la libertad de expresión, salvo los que marcan el ejercicio de la propia responsabilidad en el uso de la palabra. Con ese mismo espíritu de libertad y responsabilidad que inspira este blog, procuraré afilar el verbo en la acerada crítica al gobierno revanchista y totalitario de Monsieur Rodríguez. Son muchas las cuestiones que este Gobierno arroja a diario a los pies de los caballos, en su afán de levantar un muro del olvido sobre su accidentado ascenso al poder. Desde su torre de marfil, la estrategia pancartera del Presidente Rodríguez no ha variado un ápice desde sus vociferantes "noes a lo que sea", obsesionado con mover sus fichas con el único objetivo de poner en jaque a media España.

El gobierno frentepopulista se desliza así cada día más hacia el nihilismo, ufanándose de enarbolar cualquier bandera que le ayude a derribar los basamentos de las convenciones y tradiciones pequeño-burguesas que arrostran el sistema de las democracias liberales y de la civilización occidental. El fin de la utopía marxista bajo el peso de la conciencia de 100 millones de muertos, acallados y aplaudidos durante largos años por una élite intelectual comprometida -en ideología y crímenes- en los países occidentales, ha dado paso a un desconcierto ideológico de corte nihilista. Ya no se trata de sustituir el capitalismo por la dictadura del proletariado, sino de destruir todo atisbo de civilización por el vacío, la nada. Es lo que se ha dado en llamar la deconstrucción del sistema, impulsada por la ideología del pensamiento débil de Gianni Vattimo o Umberto Eco que pretende disolver los conceptos absolutos. En este juego todo vale. En nombre de una pretendida tolerancia, no se respetan valores, costumbres o tradiciones porque son parte del edificio de las democracias liberales. Mediante el positivismo legal y las urnas, todo es posible. Es el relativismo más absoluto.

En este orden de cosas, la subversión del lenguaje juega un papel decisivo. No sólo pierde valor la esencia de las leyes -la naturaleza y la moral- sino que las propias palabras que cimientan el edificio de la civilización occidental se diluyen para configurar la nueva realidad. Así, da igual nación, que región; da igual víctima que verdugo; da igual hombre que mujer... Todo se relativiza para permitir el progreso y la pluralidad. Es la dictadura silenciosa que inocula su veneno en las masas embrutecidas por la letanía del victimismo y la eterna promesa del regreso al edén igualitario. En esta corriente de pensamiento que se extiende por el viejo continente, se disuelven los límites entre El Bien y El Mal; se rompen los tabúes morales para permitir el nacimiento del nuevo hombre del siglo XXI. Se trata del pluricultural, megatolerante, polimorfo y hermafrodita y/o asexuado: "progre de salón". Es un odioso producto de la ingeniería mediática moderna que aglutina los genes del rabioso marxista revolucionario con la molicie intelectual del pluscuamprimate digital y teledirigido a control remoto. Contra él se cebarán también mis críticas desde esta columna. Por supuesto, sobra decir que sus rasgos característicos son: que todos "piensan" igual y votan a ZP.

Como botón de muestra, hemos visto en estos últimos días cómo se cerraba ignominiosamente una Comisión de Investigación parlamentaria, que sólo ha servido para arrojar más sombras sobre la autoría de la masacre del 11-M y, demostrar que a algunos les importa bien poco donde están los tres pares de calzones del terrorista suicida. Sí, el famoso terrorista fantasma ideado por la SER para apuntalar el golpe de Estado en las elecciones del 14-M. ¿Qué más da? "El PP, y de paso los españoles por votarle, se lo tenían bien merecido por aliarse con el malvado Satán americano y su pérfido amigo judío, ambos representantes del capitalismo mundial, en contra de los pobres niños iraquíes y palestinos que tanto sufrimiento han padecido -normalmente, llegados a este punto, el progre suele verter alguna lagrimita para dar mayor credibilidad a lo que dice-. En definitiva, el atentado ha sido una merecida represalia por la participación española en la guerra de Irak". Ya está, la inversión se ha producido. La víctima se ha convertido en verdugo. ¿Ven qué fácil es ser progre?

Otra de las continuas farsas de este Gobierno consiste en trivializar el término nación y pretender romper el consenso de los Pactos de la Moncloa para conseguir una pretendida superación de la Constitución de 1978 (CE). Con este fin, pretenden impulsar las modificaciones estatutarias que den lugar al nacimiento de un nuevo orden federal, o Dios sabe qué, sobre la base de la supuesta existencia de varias naciones, ahogadas por el actual sistema opresor autonómico. Lo anterior no sólo es inconstitucional, al saltarse los procedimientos de modificación previstos por la CE, sino que equivale a la desmembración de la nación española, ya que toda nación se basa en el principio de soberanía y, si existiese, como pretenden, una nación catalana o vasca, éstas estarían legitimadas para reclamar la formación de su propio Estado independiente. Pero, ¿qué íbamos a esperar de un gobierno que accede al poder mediante la manipulación de un golpe de Estado? Hitler, también llegó al poder democráticamente para después cambiar las reglas del juego a su antojo.

En esa legitimación absoluta del voto en las urnas, se acaba de aprobar la modificación del Código Civil que permitirá el matrimonio de parejas homosexuales y la adopción de niños por éstas. Podemos estar orgullosos, ya somos los primeros en dos cosas: la adopción de niños por cónyuges del mismo sexo y en turismo sexual infantil. Aunque, quizás en lo segundo consigamos bajar el récord, ya que algunos no necesitarán desplazarse para cometer sus abusos, el gobierno les ha dado luz verde para camuflar sus actividades, y lo digo con el mayor de los respetos para la gran mayoría de homosexuales cuya única intención es alcanzar su utopía familiar, y el mayor de los desprecios para muchos pederastas. Sí, ya sé, soy un carca, pero es que no me acabo de creer esas teorías de que el sexo con menores favorece su desarrollo. Se lo he oído a algún progre, saben. No se trata pues, de un derecho general a la adopción, que no existe como tal, sino que se pretende proteger el derecho del niño a ser adoptado en las mejores condiciones posibles para facilitar su integración social y educativa. Requisito, que en mi opinión, y de la mayoría de los expertos, las parejas homosexuales o transexuales, que también vale, distan mucho de cumplir. Los experimentos con gaseosa.

La familia y el matrimonio son pilares fundamentales de la sociedad desde tiempos inmemoriales, instituciones consagradas en el derecho romano, fuente y base de nuestro ordenamiento y costumbres. No se trata pues de un asunto que deba ceñirse al ámbito de los escrúpulos religiosos, ¡no! Es mucho más que eso. En la familia, cuyo núcleo original es la unión entre hombre y una mujer, se producen fenómenos tan sustanciales para la sociedad como la solidaridad entre sus miembros, la transmisión hereditaria de la propiedad privada o la educación en unos valores compartidos. Pues bien, el Estado no puede permitir que le hagan la competencia, quiere tener la propiedad de los medios de producción, y el monopolio de la educación con el fin moldear a su antojo a sus dóciles contribuyentes. En ese sentido, ya teorizado en su día por Marx y Engels y puesto en práctica en la URSS, la familia es un escollo frente al poder del pueblo, por eso es tan importante diluir su influjo social. Para ello, nada mejor que relativizar su función y disolver sus límites, de entrada y de salida. Es decir, un sírvase usted mismo a la entrada, con un matrimonio a la carta, y, gratis a la salida, con el divorcio exprés.

Los homosexuales contribuirán a reforzar la familia, dicen algunos. Falso. Para hacer un huevo frito se necesita, el huevo y el aceite. Con dos huevos y sin aceite no conseguimos nada. Es decir, es esencial al matrimonio la voluntad de procrear y fundar una familia, con el fin de crear los vínculos de solidaridad y de valores comunes antes citados. Por mucho empeño que le pongan, y por mucho amor que pueda existir en la pareja unisex, jamás podrán freír el huevo. Me dirán que una pareja heterosexual que no puede tener hijos tampoco puede freír el huevo, pero no es cierto porque sí es capaz de transmitir los valores y crear los lazos inherentes a su propia naturaleza.

Se trata de concederles un derecho que acabe con su tradicional discriminación, insiste el gobierno. Falso. La discriminación consiste en tratar desigualmente a los iguales, es decir, es una igualdad formal y no material. No es cierto que no se puedan casar, pueden hacerlo pero no con su homólogo. Como yo no puedo hacerlo, con mi perro, mi madre o una muñeca hinchable. Las conductas homosexuales son desviaciones o patologías, o, si prefieren, gustos u orientaciones sexuales, que no tienen por qué obtener un reconocimiento social privilegiado, se sitúan por lo tanto en el plano de la intimidad de la alcoba.

En definitiva, las leyes no sirven para legitimar toda situación de hecho, debiendo además ser justas y adecuarse al derecho natural. Éste no es el caso. Por otro lado, no sólo es injusta sino que es inconstitucional, ya que el artículo 32 de la CE consagra el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer. Otra vuelta de tuerca en la configuración de la democracia demagógica y totalitaria de ZP, el gran líder espiritual de la izquierda. Ya advertía Aristóteles, sobre el riesgo de la democracia extrema o demagogia. Seguiremos por tanto desde aquí derribando los mitos del pensamiento único de los neocomunistas progres que pululan por la red, y, a los que, nada me complacerá más, que someter a prueba su capacidad de superación en el insulto y la amenaza. Facha, "dixie y pixie".

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